ANA MUÑOZ, UNA DESCONOCIDA HERVASENSE SUPERIORA DE LA CONGREGACIÓN DE SIERVAS DE SAN JOSÉ
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En este blog hemos dedicado un par de entradas (somos conscientes de que es un bajo porcentaje) a figuras femeninas nacidas en Hervás: Dª María Pérez Marcos, profesora de partos que ejerció y ayudó a venir al mundo a varias generaciones de hervasenses nacidos entre 1925 y 1960; y Catalina Antonia Pérez de las Torres, nacida en Hervás y casada con el notable científico Vicente Cervantes Mendo, que participó en una importante expedición científica en la España ilustrada del siglo XVIII, estableciéndose en Nueva España y entrando en contacto con científicos de fama internacional.
La casualidad en la búsqueda de información en hemerotecas virtuales ha hecho que conozcamos a otra hervasense, muy desconocida, que alcanzó un alto cargo en su dedicación profesional: se trata de Ana Muñoz (nombre completo: Higinia Ana Muñoz Martín del Bollo) que llegó a ser superiora de la congregación de las Siervas de San José, congregación que había sido fundada pocos años antes.
Para acercarnos a la figura de esta hervasense Ana Muñoz debemos, primero, contar cómo se produjo la fundación de esta congregación religiosa, fundación en la que ella misma participó. Y acercarse a la fundación de las Siervas de San José es hacerlo a la figura de su fundadora, convertida en santa de la iglesia católica por el papa Benedicto XVI en 2011, la madre Bonifacia Rodríguez de Castro.
* Bonifacia Rodríguez de Castro y las Siervas de San José:
Bonifacia Rodríguez nació en Salamanca en 1837 en el seno de una familia de trabajadores artesanos notablemente religiosos.
De profesión cordonera, y sabiendo leer y escribir -lo que era extraño en una mujer de su extracción social en aquella época- siendo muy joven abrió taller propio de cordonería y pasamanería, cercano a la universidad; este centro de trabajo fue, además, un lugar de encuentro con otras amigas reunidas para la oración y la promoción laboral femenina llegando a formar una Asociación Josefina, en la que se enseñaba a jóvenes sin recursos el oficio de cordonera. Este taller adquiere pronto una proyección social y apostólica de protección de la mujer trabajadora.
Por aquellos tiempos estaba en Salamanca el jesuita catalán Francisco Butiñá, un personaje con gran inquietud apostólica hacia el mundo de los trabajadores manuales; coincide en esa época en Salamanca con el obispo Joaquín Lluch, también catalán. Estos dos personajes conocían la revolución industrial y la importancia del trabajo femenino,
por eso querían favorecer las condiciones sociales de las mujeres
trabajadoras en talleres y fábricas. El padre Butiñá, que se convertirá
en el director espiritual de Bonifacia, vio en su taller una vía
de solución al problema social de las mujeres trabajadoras salmantinas
por eso le propuso, para mejorar estas condiciones laborales, la fundación de una Congregación con el nombre de Siervas de San José. Se
trataba de un novedoso proyecto de vida religiosa femenina, vinculado
con el mundo laboral inspirado en la contemplación de la Sagrada Familia
y buscando recrear en las casas de la congregación el taller de la casa
de Jesús en Nazaret.
En enero de 1874 se asocian formalmente siete compañeras para vivir en esta comunidad (entre ellas estaría la hervasense Ana Muñoz); ese mismo año el obispo Lluch aprobó la fundación ya que veía con buenos ojos la atención que prestaban a las jóvenes obreras de la ciudad.
Sin embargo, el clero diocesano de Salamanca, y seguramente las clases altas de la ciudad, vieron con recelos esta fundación por su cercanía con el mundo del trabajo manual.
Época de una España revuelta en pleno Sexenio revolucionario, pocos meses después el padre Butiñá es desterrado de España con sus compañeros jesuitas y en 1875 el obispo Lluch, colaborador en el proyecto como hemos visto, es trasladado a Barcelona. Los nuevos directores espirituales de las comunidad (miembros del clero secular nombrados por el nuevo obispo) fueron minando la unión del grupo entre las participantes iniciales y algunas de ellas (de nuevo entre ellas la hervasense Ana Muñoz) propusieron cambios en la estructura del taller como forma de vida y de acogida en él de mujeres trabajadoras, buscando acercase más al mundo de la enseñanza que al mundo del trabajo, cambios a los que siempre se opuso la madre Bonifacia.
El padre Butiñá retornará poco después a España estableciéndose en Gerona, donde fundará otras casas de las siervas de San José y solicitará la ayuda de Bonifacia Rodríguez para organizar la unión de la casa matriz con estas otras casas de Siervas de San José fundadas en Cataluña. Bonifacia Rodríguez viajará hasta Gerona en 1882 y, aprovechando este viaje, el nuevo director de la Congregación de Salamanca -partidario de una nueva orientación de la congregación-, promoverá su destitución como superiora de la Congregación siendo nombrada una nueva superiora de las Siervas de San José: la hervasense Ana Muñoz.
Antes de analizar los datos que poseemos de la nueva superiora de las Siervas de San José conviene que completemos el relato en la trayectoria de la fundadora, la madre Bonifacia. Destituida como superiora, a su vuelta a Salamanca encontrará un ambiente bastante hostil entre sus antiguas compañeras y el nuevo director y el obispo salmantino por lo que en 1883 pedirá trasladarse a Zamora para fundar una nueva casa de la congregación. La casa madre de Salamanca se desentendió totalmente de Bonifacia y de su nueva fundación, marginándola y llevando a cabo, finalmente, modificaciones en las Constituciones de las Siervas de San José inicialmente promovidas por el padre Butiñá para cambiar sus objetivos y fines.
En 1901 el papa León XIII concede la aprobación pontificia a las Siervas de San José que había solicitado la casa madre de Salamanca, quedando excluida la casa de Zamora a pesar de los intentos de la madre Bonifacia de limar asperezas con esa casa matriz y con sus antiguas compañeras. La madre Bonifacia murió, finalmente, el 8 de agosto de 1905, rechazada por sus antiguas compañeras y prácticamente en el olvido. No será hasta 1907, ya fallecida la madre Bonifacia, cuando la casa de Zamora de las Siervas de San José se incorpore definitivamente al resto de la Congregación.
Tras años de olvido, su figura será rescatada por la congregación que fundó. En 1954, a raíz de una petición del consejo general de las Siervas de San José se abrió su proceso de canonización: en el año 2000 el papa Juan Pablo II promulgó un decreto sobre sus virtudes heroicas y en 2002 se le reconocieron actos milagrosos. En 2003 fue beatificada por Juan Pablo II, siendo canonizada, como hemos dicho, el 23 de octubre de 2011. La celebración canónica de su santo es el día 6 de junio -día de su nacimiento-.
Santa Bonifacia es hoy la patrona de la Congregación de las Siervas de San José; esta congregación y la Conferencia Episcopal Española tienen solicitado, desde 2015, que sea declarada patrona de la mujer trabajadora.
Plaza del Vaticano. Canonización de Bonifacia Rodríguez
Fuente:Blog Pregunta Santoral. https://web.archive.org
* Ana Muñoz: la hervasense superiora de las Siervas de San José.
Una vez trazada la trayectoria del origen y primeros tiempos de la congregación de las Siervas de San José nos centraremos en la figura de la hervasense Higinia Ana Muñoz Martín del Bollo (Ana Muñoz). Hemos encontrado alguna información de ella a través de los registros de nacimiento y bautizo (registro civil y registro parroquial -aprovechamos para agradecer aquí el acceso a ambos archivos: al Ayuntamiento de Hervás y al sacerdote Ismael Pastor y a Sebastián Neila), además de alguna otra información encontrada en periódicos católicos de la Salamanca de finales del siglo XIX -fundamentalmente La Semana Católica-.
Sabemos que nació en Hervás el día 11 de enero de 1849, en la calle La Fábrica -actual Matías Pérez Marcos-, hija de José Muñoz Portal, de profesión hilandero, y de Gregoria Martín del Bollo. No tenemos noticias de su infancia y adolescencia, pero sabemos que perteneció, muy joven, al grupo de seguidoras y compañeras de Bonifacia González cuando ésta funda la congregación de las Siervas de San José en 1874. Parece que, como algunas otras de sus iniciales compañeras, es una de las partidarias de dar una orientación diferente a la congregación de la inicial marcada por la madre Bonifacia, siguiendo las directrices de los nuevos directores espirituales de la congregación (opuesta, por tanto, a las intenciones de la madre Bonifacia).
Fuente: Archivo Municipal de HervásEl semanario La Semana Católica de Salamanca nos indica que con 25 años ingresó en el Instituto de las siervas de San José, siendo nombrada pronto maestra del noviciado de la congregación, cargo que ostentaba cuando fue nombrada Superiora de la congregación.
La Comunidad de las Siervas de San José (Josefinas) sigue existiendo en la actualidad, con presencia, tal como se deduce de su página web -http://www.siervasdesanjose.org- en siete comunidades autónomas (Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia y Extremadura: con sedes en Badajoz y Mérida) contando con diferentes colegios o comunidades-taller. En esta página podemos encontrar una amplia biografía de la fundadora, de la madre Bonifacia Rodríguez, pero apenas hay información o recuerdo de las sucesivas Superioras de la congregación, entre ellas, como hemos visto, nuestra paisana Higinia Ana Muñoz Martín del Bollo, cuyas figuras han quedado eclipsadas por la importancia otorgada por la congregación a su santa fundadora.
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