LA IMAGINERÍA RELIGIOSA DE PÉREZ COMENDADOR: CARATERÍSTICAS FORMALES (DESDE LA ÓPTICA DE BÁRBARA BEJARANO)
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Cuando se revisa la bibliografía (libros, artículos...) sobre un tema -en nuestro caso, sobre Hervás-, siempre es posible encontrar algún trabajo interesante que el rápido paso del tiempo hace que quede "semiolvidado"; rescatar estos trabajos es, también, una de las finalidades que nos propusimos cuando creamos este blog (recordemos que la palabra TRASUNTO -del latín transumtus- significa, según la RAE, "copia escrita de un original" o "imitación exacta, imagen o representación de algo").
Uno de estos trabajos nos lo ofrece la artista Bárbara Bejarano Neila, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, quien, en 2012, publicó el libro "Enrique Pérez Comendador. 1900-1981. Escultor imaginero: Los pasos procesionales" (Institución Cultural El Brocense de la Diputación Provincia de Cáceres) y, ese mismo año 2012, realizó una colaboración en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás que tituló: "Características formales de la imaginería de Pérez Comendador", sin duda una especie de recensión o breve reflexión -para adaptarla al formato de revista- del libro anterior.
En tiempos próximos a la celebración de la Semana Santa, con sus procesiones y actos litúrgicos, hemos querido, en esta entrada, trasuntar el citado artículo de Bárbara Bejarano en la Revista de Ferias y Fiestas de 2012 -páginas 56 a 61- que completaremos con una aportación sobre una de sus obras procesionales: El Santo Entierro (es un paso procesional de la Semana Santa santanderina), escultura que, en una versión reducida, podemos observar hoy en el cementerio de Hervás, concretamente en la tumba del propio Enrique Pérez Comendador.
Como ya hemos hecho otras entradas dedicadas a Enrique Pérez Comendador, y para no repetirnos, en esta entrada no haremos una biografía del escultor hervasense (consúltese: Mayo 1918: El Ayuntamiento de Hervás premia a un joven E. Pérez Comendador -2018-, La escultura monumental de Pérez Comendador en Cáceres -2020- y Actos de homenaje en Hervás al escultor E. Pérez Comendador -2021-) y nos iremos directamente a transuntar la aportación de Bárbara Bejarano sobre su obra.
CARACTERÍSTICAS FORMALES DE LA IMAGINERÍA DE PÉREZ COMENDADOR Bárbara Bejarano Neila
Como escultor academicista la principal preocupación que refleja Pérez Comendador en su obra es siempre la misma, la búsqueda del concepto a través de un arte realista, basado en el naturaleza y en la vida. Así el procedimiento y las formas derivan de una armoniosa composición obtenida mediante el dibujo, herramienta que, como profesor de dicha materia, siempre consideró indispensable y necesaria para entender y representar el equilibrio entre las partes:
Esta disciplina, esta práctica, este entrenamiento han sido, sin duda alguna, la base misma de muchos de mis triunfos.
Enrique Pérez Comendador tiene en su producción, tanto sacra como profana, una estética que se caracteriza por la insinuación y el erotismo. Una de sus señas de identidad, que muestra sin ningún tapujo y que procede de su gran admiración por el cuerpo humano.
Uno de los aprendizajes más importantes en la carrera artística de Comendador tuvo lugar durante su pensionado en la ciudad de Roma. Allí descubrió las formas voluptuosas y rotundas propias del arte mediterráneo, que muy probablemente influenciaron el despertar de su obras. De esta forma a su regreso a España proyectó en parte de su trabajo una impronta muy similar, aunque mucho menos espontánea que la asimilada allí debido a la situación política del momento.
El nuevo camino que toma Comendador durante este periodo, en lo que se refiere a la representación de la figura humana, comienza con uno de sus desnudos más destacados La Muchacha del Cántaro (1937). A partir de este momento, muestra connotaciones sexuales en un extenso número de obras, eso sí, siempre adaptándolas a la época en que vivió.
Este hecho fue uno de los aspectos más arriesgados, personales e interesantes, debido a que une en su producción sacra la funcionalidad y veneración con la sensualidad. Características que no parecen estar reñidas para este escultor de fuerte convicciones religiosas, dotando de mayor expresividad un género que la da la misma fama de renovador que a imagineros de siglos pasados.
Diversos autores coinciden en que la expresión que mejor describe las particularidades de su obra es el gusto por la exaltación de la figura humana. De esta forma, podemos señalar que E. Pérez Comendador fue un escultor al que le gustaba insinuar y, por qué no, provocar con los volúmenes de las imágenes que realiza la mirada del espectador. Mergelina y Hernández Díaz destacan este aspecto de su obra, que se inspira siempre en los cánones clásicos de belleza apolínea, ideal también enraizado con las Venus praxitelianas, en las esculturas etruscas y egipcias.
Podemos apreciar esa insinuación en varias de sus obras sacras y en particular en los personajes que componen uno de sus más afamados pasos, El Santo Entierro (1951), en el que hace patente la utilización de sugerentes volúmenes en torsos y glúteos.
Pérez Comendador, encariñado con la forma humana, al cubrirla no oculta, sino que la señala y acusa con un especial sentido de su valor, y así, bajo las telas gruesas y blandas, palpita la línea, como pudiera palpitar viva y franca en un desnudo.
El desnudo masculino y femenino fue piedra de toque en toda su producción; pero buscando siempre un arquetipo, es decir, la representación de la belleza ideal en un desnudo varonil o de mujer.
Esta serie de imágenes sacras dotadas de voluptuosidad, tanto en la figura femenina como masculina, cobran también gran importancia en su composición. Comendador, dependiendo del número de personajes que configuran la obra, los coloca en diferentes posturas, resaltando lo que verdaderamente quiere destacar de la figura humana, consiguiendo así un mayor atrevimiento en el diálogo entre personajes.
El gusto por la expresión erótica, su utilización y caracterización, podemos verlo reflejado en uno de sus escritos, en el que contesta al tema expuesto por Hidalgo de Caviedes en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, sobre cuestiones entre la sensualidad y el erotismo. Comendador, en sus palabras, insiste en respaldar y defender la insinuación del cuerpo humano de forma sexual como uno de los modos de expresión más antiguos de la historia del arte, pero no la sensualidad y el erotismo mal entendidos.
La cultura dignifica el erotismo. Esto es fundamentalmente lo que separa el arte erótico de la "bazofia" porno que nos inunda y atufa.
Todas estas ideas son empleadas por Comendador para representar un arte enérgico, en el que ve necesario explorar más profundamente al hombre y sus distintas expresiones.
¿Acaso procede, por razones morales, ejercer una censura severa, no matizada, que hubiera dado al traste con obras de arte prodigiosas, restando así a la cultura creaciones importantes?... El arte, sí queremos que sea vivo, hay que hundir a veces la raíz en esa zona oscura y compleja del sexo, de lo contrario corre el riesgo de convertirse en un proyecto ideal pero no falso.
Al analizar este discurso, sorprende leer que Comendador aprueba el acierto con el que varios artistas vanguardistas de la talla de Francis Bacon, Dalí, Picasso o Rouault tratan en su obra el tema del erotismo en los desnudos. Observamos como Comendador, para argumentar sus ideales, convierte a estos autores en dignos ejemplos de trabajo, curiosamente después de haberlos sometido a duras críticas sobre su labor y personalidad años atrás.
Rouault pinta rameras y lupanares antes de convertirse en el más profundo y hermoso de los pintores religiosos del siglo XX. Hace unos años visité la Galería Louse Lerí, en París, donde Picasso mostraba en espléndidos dibujos una gama amplia de imágenes eróticas... En Dalí el tema es familiar y en la nueva figuración el pensamiento y la imagen erótica son casi las únicas constantes... Espléndidas obras de arte cuya eficacia erótica queda neutralizada por la alta calidad de la creación.
La perplejidad que producen sus palabras nos lleva a reflexionar e interpretar el transcurso de su larga carrera, para comprender sus diferentes opiniones sobre el arte que le rodea. Una interpretación personal y subjetiva en la que sólo E. Pérez Comendador podría darnos una explicación coherente del porqué de estos cambios y motivos en su pensamiento sobre la materia. Para ello habría que ponerse en la piel del artista, en el momento en el que vive y sus circunstancias, e intentar acercarnos a adivinar porqué un artista con tantas cualidades plásticas, que fue capaz de realizar en sus primeros años de aprendizaje una obra tan espontánea y fresca, lo abandona a su regreso a España anclándose en el más riguroso academicismo de la época.
Claro está que la situación político-social de España fueron motivos que le hacen elegir un camino en vez de otro, un camino en el que se encasilla en pensamiento y forma. Así como nos muestra este último escrito, y hasta que no llega a su madurez artística y personal, Comendador no se verá con la libertad de observar y analizar con otros ojos todo aquello que tanto detestó en el arte de vanguardia.
Sin duda, serán sus obras las que representen fielmente su personalidad y muestren su verdadera evolución. Al contemplarlas creo poder afirmar que ese acercamiento a la insinuación de la figura humana y el erotismo se convierte para sus ojos y sus manos en una puerta abierta que estimula su creación hacia una obra más moderna, hacia una nueva forma de trabajo que le permite mantenerse en el éxito y hacia una propia necesidad para reavivar ese arte puro y personal que abandonó años atrás. Imágenes tan conocidas como el paso El Santo Entierro, describen esa preocupación e interés por caracterizar a unos personajes bíblicos con posturas y formas sensuales y sugerentes, que parten del dibujo y el uso del modelo.
Hasta aquí el artículo de Bárbara Bejarano en la Revista de Ferias y Fiestas de 2012; una aportación, sin duda, interesante que nos hace ver una imagen quizá poco conocida de Pérez Comendador y nos acerca, de una forma muy acertada, a la evolución de su forma de entender y expresar la obra de arte tan magníficamente representada en el Museo Pérez Comendador-Leroux cuya visita (o revisita con calma y tiempo) siempre es aconsejable.
Bárbara Bejarano escribió, como dijimos, un libro sobre los pasos procesionales esculpidos por Pérez Comendador en distintos lugares de España, muchos de los cuales procesionarán durante estos días de Semana Santa. El libro, titulado Enrique Pérez Comendador. 1900-1981. Escultor imaginero: los pasos procesionales, lo editó la Diputación Provincial de Cáceres en 2012 y puede descargarse pulsando en la imagen inferior (pulsar en Leer Libro: Formato Flip Book y descargar).
En la misma línea de investigación sobre la obra de Pérez Comendador (suponemos que una forma de resumen del libro anterior), Bárbara Bejarano publicó un artículo en la Revista de Estudios Extremeños (2013 - Tomo LXIX, Número III) que puede descargarse pinchando en la siguiente imagen:
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