jueves, 18 de septiembre de 2025

EL “EMPORIO” COMERCIAL CREADO DESDE HERVÁS POR ANICETO GARCÍA -2ª parte-

EL “EMPORIO” COMERCIAL CREADO DESDE HERVÁS POR ANICETO GARCÍA (principios del siglo XX) -2ª parte y fin-

Copyright@2025Pedro Emilio López Calvelo

Tal como indicamos en la entrada anterior, dedicada al comerciante hervasense Aniceto García Sánchez, esta entrada la dedicaremos a narrar algunas vicisitudes de los intercambios comerciales dentro del “emporio” de Aniceto García; en concreto nos centraremos en un episodio comercial que ocurrió hace algo más de un siglo, en el verano de 1911. Se trata de una pequeña muestra de este comercio internacional que desarrolló nuestro protagonista con diversos lugares del mundo (en este caso con Inglaterra y Francia) y, a la vez, de una muestra de cómo funcionaban los negocios en un tiempo donde no se disponía de ordenadores ni internet, ni tan siquiera de teléfono, y donde la confianza mutua entre los comerciantes negociadores era fundamental para el funcionamiento de los negocios.

Hemos conocido los pormenores de estas negociaciones comerciales que comentaremos gracias, ya lo dijimos también en la entrada anterior, al minucioso cuidado con el que Aniceto García guardaba toda la documentación de los negocios que llevaba a cabo (con todo tipo de notas de pedido, facturas, letras de cambio, cuentas bancarias, copiadores de cartas comerciales -a veces, como ocurre en este caso, con intervención de traductores necesarios para poder entenderse entre los comerciantes de distinta lengua-, etc.).

En 1911 Aniceto García debió plantearse una ampliación geográfica de sus mercados comerciales. Por lo que hemos detectado, era habitual pedir consejo al banco (en este caso al Banco Hispano Americano, con el que trabajaba frecuentemente) para que le dieran direcciones y le pusieran en contacto con posibles socios comerciales de garantía. Tras las sugerencias del banco, Aniceto García entró en contacto comercial ese año con la casa comercial francesa de Antonio Decugis (Halles Centrales – Casa de Comisión para la venta de frutas y legumbres) y con las casas inglesas de James Bradnum (Home, foreing and colonial produce) y H. Goodall Jr. (English and Foreing Fruiterer), a las cuales hará exportaciones de fruta durante ese año, en concreto, envíos de ciruela claudia. 

De estas casas comerciales, con la que más negocios realizó Aniceto García en 1911 fue con la casa inglesa de James Bradnum que tenía sucursales de mercado en Londres (en el mercado de Coven Garden) y, además, en las ciudades de Cardiff, Hull y Liverpool (de tal forma que las ciruelas claudias que Aniceto García enviaba a J. Bradnum vía Londres, llegaban después a los demás mercados ingleses).

Las primeras comunicaciones entre Aniceto G. y J. Bradnum son de toma de contacto y de establecimiento de las condiciones que regirían sus intercambios comerciales: y aquí es donde, como decíamos, debía establecerse una confianza mutua para el mejor funcionamiento del negocio común: el comerciante inglés recibía la mercancía sin un precio establecido, comprometiéndose a venderla en las mejores condiciones posibles, remitiéndole a Aniceto G. después la notificación del importe del beneficio del negocio y haciendo el pago bancario. En la primera carta, fechada el 5 de julio de 1911, Aniceto García se presenta al comerciante inglés indicándole que está vendiendo ciruelas claudias en la plaza de París y sugiriendo el envío a Londres de unas remesas de las mismas ciruelas “para venderlas por mi cuenta, abonándole la comisión que tenga estipulada para estos casos” ¹ y pidiendo consejos sobre la forma de realizar los envíos. 

El puerto de Londres en 1890. 
Foto: https://www.istockphoto.com/

La contestación no se hizo esperar y el día 9 de julio J. Bradnum contesta con una carta en la que dice admitir los envíos de ciruela (de las que debía haber bastante demanda en Inglaterra ya que eran exportadas, también, desde Murcia, Zaragoza y Lérida) y le explica detalladamente cómo debía realizar los envíos:

Embases: Se exporta la ciruela en Inglaterra, sea en cestas de 11 kg. netos (llamadas aquí sieves) o bien en cajitas y cajoncitos de 1 kg. las primeras y de 3 a 5 kg. los segundos. Las cajitas contienen 20, 40 o 48 frutos cada una, cada cajita lleva la marca y el número de ciruelas contenido. Estas cajitas vienen luego atadas en bultos de 10 o 12 cajitas, y en cada atado sólo se pone cajitas de un solo tamaño y marca […].

Modo de remitir: Las remesas tienen que ir dirigidas a mi nombre a Boulogne sur Mer (Norte de Francia) de donde serán reexpedidas diariamente sobre uno de los cuatro mercados donde estoy establecido, según las previsiones más favorables del momento sobre cada plaza”.

Aniceto García contestó también con rapidez y, en carta del día 14 de julio, le comenta al comerciante inglés que ese año la cosecha había sido bastante escasa por lo que debe venderse a un buen precio, que podría disponer de 2000 o 3000 kgs. de ciruela para la exportación y que, siguiendo sus instrucciones, podría hacerle el primer envío en diez o doce días.

En contestación del día 19 el comerciante inglés le indica el precio que tiene la ciruela procedente de otras zonas de España, le dice que 2000-3000 kg. es una disponibilidad pequeña de producto (ya que algunos otros productores con los que trabaja le envían hasta 2000 toneladas de ciruelas) y le insiste en el mucho cuidado que hay que tener en el embasado del producto, aconsejándole que se deje guiar por su experiencia como comerciante. 

Entre los días 2 y 4 de agosto, Aniceto García remite a J. Bradnum 23 y 25 bultos de ciruelas. En la correspondencia, además de felicitarse mutuamente por haber llegado a los acuerdos comerciales comunes, nuestro paisano le comenta lo costoso que es la recolección de la ciruela (muchísimo trabajo y gastos inmensos), la buena calidad y el alto precio a se están vendiendo éstas en España, rogándole se esfuerce en sacar el mayor beneficio posible. En las breves contestaciones de los albaranes el inglés le comunica que “la venta es buena. Continúe pues hace falta fruto gordo, aunque le especifica que procure enviar la fruta menos madura ya que alguna remesa ha llegado en malas condiciones al estar excesivamente maduras las ciruelas gordas y que se aplique en el empaquetado ya que, al ser fruta de buena calidad, podría venderla muy bien. Le comenta, también, por carta que el mercado está en buenas condiciones y pienso que continuará a serlo para el buen fruto, pues el de Francia, que ha faltado muchísimo de agua, es chico y de allí que falta fruto gordo sobre la plaza. Le indica el comerciante inglés que no dude en seguir enviándole remesas siempre que sea fruta de calidad y le vuelve a insistir en la importancia de cuidar el empaquetado: “Esmere-se en el embase: que el fruto de cada cajita sea todo de un mismo tamaño y limpio de color, es decir, que no tenga trazas de estar picado por el gusano. Por fuera, las cajitas tendrían que ir mejor marcadas […], indicando el número de frutos contenidos, es decir, más claro 16, 20, 40, 48. Es todo cuanto puedo decirle por hoy, repitiéndole de asegurarse de partidas de fruto gordo y bonito, que en esto está el éxito este año”.

Por carta de contestación de Aniceto García el día 5 de agosto sabemos el precio a que se estaba vendiendo la ciruela:caja de 20 ciruelas a 4 chelines y las de 40 a 10 y 8 respectivamente […]. Con estos precios creo podré salvar compensándome un poco sea el mucho trabajo que esto origina […]. Nada le digo, nada más que siga defendiéndome cuanto mejor el fruto por ir muy esmerado como Vd. ve

Por la correspondencia de esos días intuimos que las expectativas de ventas por parte del comerciante inglés eran altas durante esos días, aunque le advierte al comerciante hervasense, con precaución, la posibilidad de una bajada repentina de precios. 

Anuncio Revista Ferias y Fiestas, Hervás. 1951

Pero el optimismo en el comercio de estos primeros días de agosto de 1911 se va a ver repentinamente truncado por una circunstancia ajena a los dos comerciantes: en una carta del día 9 de agosto, el comerciante inglés avisa de una huelga que paraliza todo el tráfico de Londres, en vista de lo cual tendré que vender todo lo que llegue en Hull u otros mercados del Norte, por lo que le pide que mande mercancía más espaciada ya que está teniendo muchas dificultades para retirar la mercancía del puerto de Londres por interponerse los huelguistas”. Y procede a detallarle circunstancias de la huelga: En las estaciones del Sur, hay actualmente cerca de 50.000 bultos de todas procedencias que están en el mismo caso y lo peor es que muchas casas no tienen sucursales como yo sobre otros mercados, no pueden dar salida a sus mercancías, las cuales están pudriéndose demorando así en las estaciones. Hay esperanzas de que se normalize la situación dentro de poco porque esto no puede durar. La huelga ésta principió por los empleados de los docks -muelles-, extendiéndose luego con los carreteros y otros obreros de varias corporaciones: en total, se dice que hay en este momento unos 125.000 huelguistas, parando todo el tráfico en Londres, inmovilizando todo esfuerzo en favor de las mercaderías sufriendo retraso.

En carta del día 12 de agosto, el comerciante inglés le indica que ha podido retirar, bajo protección policial, los bultos que le había enviado Aniceto García (52 cajas de ciruela), pero le advierte que el fruto había sufrido mucho las consecuencias de no ser retirados a tiempo y que los mercados están totalmente desorganizados, por lo que el precio de venta no ha sido bueno: La huelga lo ha destrozado todo pues ha llegado todo el fruto cuasi podrido por haber estado varios días de más en camino o en las estaciones sin que se pueda retirar. No se sabe lo que va a pasar pues ahora los obreros de los ferrocarriles amenazan de declarar la huelga.

En cartas de los días 15 y 18 de agosto escritas desde Londres se expresa con claridad el desastre que se produjo con las frutas enviadas por Aniceto García: Le confirmo mi carta del día 12 y adjunto le mando dos cuentas de venta, sus remesas de 52 y 42 bultos, cuyos resultados son desastrosos, y lo siento mucho, después de haber hecho todo lo posible en defensa de sus intereses. [...] La remesa de 14 bultos se vendió ayer en Hull, en donde el mercado era mejor que en Londres […]. Perspectiva: Hay demanda para el buen fruto en buena condición de modo que puede Vd. seguir con fruto verde para que llegue bien a estos mercados. Yo procuraré hacerle recuperar la pérdida sufrida estos días pasados”; “Siento que los resultados por causa de la huelga solamente hayan sido tan malos, pues desgraciadamente sus dos remesas más importantes han llegado justamente en el peor momento y es una lástima. Como Vd. habrá visto, no le he contado comisión ninguna en la cuenta de venta para los 52 bultos, pues no he querido que todo lo pierda Vd. Estos malos resultados son desastrosos para todos, porque también yo he tenido reclamaciones y quejas que, más o menos, tendré que atender para no perder mis compradores

En una carta fechada en Hervás el día 16 de agosto, Aniceto muestra gran pesimismo por la operación y por el futuro de nuevos intercambios y le dice al comerciante inglés: "Crea Vd. que esto me ha desanimado por completo para lo sucesivo pues según le manifiesto en mi escrito del día 14, al contar con pocos medios de fortuna, esto me ha supuesto una pérdida total del negocio de unas 700 a 800 pesetas que me cuesta mucho trabajo subsanarlas [...], así es que si Vd. con su claro entendimiento en esta materia me aconsejara en alguna ocasión el trabajarlas con provabilidad de utilidades si me decidiera, en caso contrario creo desisto de esto. Si la castaña Vd. ve que no tienen tantas contingencias me decidiré, pero si Vd. viera que puede ocurrir lo mismo que con lo que nos ocupa, le agradeceré sus consejos quedándole altamente agradecido por este motivo".

Desde nuestra vista actual podemos pensar que 700-800 pesetas no es mucho dinero. Consultada la inteligencia artificial sobre la equivalencia actual de este dinero, ésta nos indica que las cifras pueden variar según el indicador adoptado (salarios, IPC,...), pero que estarían entre los 5500 y 6500 euros actuales: como se aprecia, una considerable pérdida económica la sufrida en por Aniceto García en esta experiencia comercial.

A pesar del desastre con la venta de las ciruelas claudias, el espíritu comercial prevaleció y el comerciante inglés se interesó por la calidad de las castañas de la zona (también habla de nueces frescas y secas) y le indicó a Aniceto García ciertas sugerencias para el envío de castañas a través de Vigo, por si estuviera interesado en continuar con sus intercambios comerciales. 

No hemos indicado cómo se hacía el transporte de la ciruela desde Hervás hasta Londres. Al parecer había un intermediario-comisionista en Irún (empresa Echeandía y Cía., empresa que le había sido recomendada por el Banco Hispano Americano): Aniceto García enviaba los bultos conteniendo las cajas de ciruela a la población de Hendaya por ferrocarril; esta empresa intermediaria se hacía cargo del envío y, previo pago de los derechos de aduana, los bultos eran enviados a la estación de la población francesa de Boulogne-sur-Mer, donde se hacía cargo de ellos el sr. J. Brandum (o algún agente suyo), que los distribuía entre sus sedes de Londres, Cardiff, Hull y Liverpool (y, también, por ferrocarril a París, como veremos, a casa del Sr. A. Decugis). Por otra parte, también sabemos que los pagos a Aniceto García los hacía el comerciante inglés a través de la intermediación de un banco francés (Comptoir National d´Escompte de París) que, después, abonaba las cantidades en el Banco Hispano Americano de Madrid, donde tenía cuenta bancaria Aniceto García. 

Hasta aquí llega la documentación que hemos encontrado de los intercambios comerciales entre Aniceto García y el comerciante inglés James Bradnum en 1911. Hay documentación, más escasa, de la continuidad de sus actividades comerciales en 1912 que fueron interesantes y un tanto diferentes ya que -según se deduce de la correspondencia- vino a Hervás, para colaborar en la selección y empaquetamiento de las ciruelas, el francés Fernando Laborderie, miembro de la empresa J.F. Laborderie et Fils (de St. Céré-Lot), amigo y colaborador de confianza del Sr. J. Bradnum. Al parecer, por lo que se deduce de la documentación, fue una estancia en Hervás satisfactoria y productiva, que complació a todas las partes implicadas en el intercambio comercial. 

Pero, como dijimos, Aniceto García mantuvo intercambios comerciales internacionales con otros países y otros comerciantes. Con el comerciante francés Antonio Decugis entró en contacto entre mayo y junio de 1911, en fechas aproximadas al contacto con J. Bradnum, estableciendo las condiciones de venta de ciruelas claudias, ciruelas que, como en el caso del comerciante inglés, fueron enviadas a Francia, por el mismo sistema que a Londres, en el mes de julio y los primeros días del mes de agosto, pero, por el alto precio de los gastos de transporte y la buena cosecha de ciruela en Francia, que hizo bajar los precios -según expresó el comerciante Sr. Decugis-, se detuvo la exportación días después. 

Ese mismo mes de agosto de 1911 un nuevo comerciante se puso en contacto con Aniceto García interesándose en la exportación de ciruelas, castañas, … se trata de la empresa H. Goodall Junior (English and Foreing Fruiterer) de Wolverhampton. Se conserva la documentación del contacto inicial mantenido, notificándose mutuamente las condiciones de venta de los productos, pero no tenemos constancia de que este contacto comercial fraguase en nuevos intercambios comerciales, ya que no hemos encontrado notas de envío y cartas de pago que los acrediten.

Hasta aquí las experiencias comerciales de Aniceto García en 1911 que nos habíamos propuesto narrar en esta entrada. Como se puede apreciar, todo un complejo comercial sorprendente -al menos desde los ojos actuales- para un laborioso comerciante ubicado en un pequeño municipio de una región fundamentalmente agrícola y ganadera en aquellos momentos. La documentación conservada en el archivo de Casa Chino es tan abundante y cuidadosa (y exigiría un análisis muy, muy detallado para conocerla en detalle) que desconocemos si hay constancia de intercambios similares en otras épocas (además de ésta que hemos tratado hoy de 1911): la que aquí hemos relatado llamó en seguida nuestra curiosidad y entendíamos, nos proporcionaba un ejemplo estupendo de este activo comercio hervasense durante sus casi cien años de pervivencia y, creíamos, podía ser de interés general (y, por eso, la hemos contando en esta entrada).

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Queremos terminar esta entrada incluyendo las imágenes de algunos membretes de cartas comerciales nacionales incluidas en el fondo documental de Casa Chino: bonitos membretes que nos aportan la información del amplio espacio geográfico que abarcaban las relaciones comerciales de Aniceto García.(Un membrete es el encabezado de un documento que contiene información relevante sobre el remitente. El membrete es una herramienta esencial en la comunicación comercial ya que no solo cumple con una función de identificación, sino que también contribuye a la construcción de la marca).













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DE INTERÉS sobre el texto de la entrada anterior: Miguel Ángel Comendador, nieto del comerciante Aniceto García, nos ha hecho llegar algunas precisiones y matizaciones sobre los datos familiares que incluimos en la entrada anterior. Además, nos ha indicado otras actividades de interés desarrolladas por su abuelo. Hemos hecho las modificaciones y añadidos adecuados a esas precisiones en esa primera entrada y, para su más fácil identificación, hemos dejado subrayados los aspectos modificados o los párrafos ampliados, pensando que así se facilita la identificación de los cambios para quien ya haya leído la entrada. Queremos agradecer a Miguel Ángel Comendador sus valiosas aportaciones.

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NOTA

¹ Todos los entrecomillados "..." de esta entrada se refieren a documentos (cartas, escritos, notas de venta, etc.) conservados en el archivo de Casa Chino.

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Queremos agradecer a Delfín Amador, propietario de Casa Chino -como ya indicamos en la entrada anterior-, que nos haya permitido la consulta de su fondo documental y su autorización para contarlo en este blog.

DERECHOS: El texto de esta entrada en el blog TRASUNTOS DE HERVÁS II no ha sido nunca publicado tal como aparece compuesto en esta entrada del blog. La propiedad intelectual de dicho texto pertenece, por tanto, al autor del blog (Pedro Emilio López Calvelo -pedroemilio100@hotmail.com-).

La reproducción total o parcial de este texto en una publicación o cartel deberá hacer constar con claridad su autoría, así como la referencia de la publicación en que hubiera sido previamente difundida por su autor. Su uso comercial y/o público queda supeditado a la expresa autorización del autor.

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