DE LOS PINOS CENTENARIOS DE HERVÁS: DESDE LA GLORIETA DE SAN ANTÓN A LA PLAZA DE NÁPOLES
Copyright@2025Pedro Emilio López Calvelo
Se está acercando el final del año 2025 y no debemos olvidarnos de reseñar una circunstancia poco conocida por el común de la población hervasense, pero digna de ser reseñada: Los Pinos, esto es, el conjunto de árboles de esta especie situados desde la glorieta de San Antón (donde hoy se sitúa la pista de pádel) hasta la plaza de Nápoles (y todo su entorno, perimetrado por la carretera de bajada al Roma, el camino que desde el puente Vallecas llevaba hasta las fábricas textiles y el camino que subía desde éstas hasta el cementerio -una superficie aproximada de 14 hectáreas-) son ya centenarios, ya que su plantación se produjo entre los últimos meses de 1924 y los primeros meses de 1925. Justo es que nos acordemos de este espacio visitado, pero poco estudiado, un tanto olvidado quizá. Debemos advertir, no obstante, que la documentación que tenemos al respecto no es muy abundante, por lo que la entrada tendrá necesariamente, un contenido breve.
Como motivos para explicar la plantación de pinos en El Lomito, y de arbolado en general en el Robledo, habría que argumentar, seguramente, causas de tipo económico y social. Pero no, creemos, en el sentido de plantar especies arbóreas de crecimiento rápido para un pronto aprovechamiento económico (los pinos siguen en su sitio cien años después), sino como una forma de proporcionar empleo a los jornaleros del municipio y reducir el paro obrero en periodos de crisis agraria y textil y a falta de otros trabajos estacionales. El Ayuntamiento, entonces, destinaba ciertas partidas de fondos públicos y promovía trabajos de plantación de distintos tipos de árboles en paseos y espacios próximos a la población como medida "anticrisis". Y el paseo que conducía desde la ermita de San Antón hasta la glorieta de Nápoles debía ser un paseo bastante frecuentado por los hervasenses de aquellos tiempos.
Otro motivo para realizar este proceso de plantaciones de árboles tiene, quizá, una causa sanitaria: desde mediados del siglo XIX preocupaban en los dirigentes de Hervás las zonas húmedas y pantanosas que se desarrollaban por estas afueras de El Robledo, zona colindante a esta de El Lomito, de las que se pensaba que podían contribuir a la transmisión de enfermedades como la tuberculosis (cuyas epidemias eran frecuentes); desecarlas y plantar árboles en la zona para asentar los terrenos desecados contribuiría al saneamiento de la zona.
Y aquí nos surge, además, un tercer motivo que podemos considerar como estético para justificar la plantación de pinos y otros árboles: una mejora paisajística al querer embellecer y sombrear paseos que eran recorridos con frecuencia por la población de Hervás.
Todos estos trabajos de repoblación y de mejora forestal empleaban, por tanto, mano de obra local en la preparación del terreno, plantación, limpias y mantenimientos posteriores favoreciendo una fuente de ingresos para familias que tenían pocas posibilidades de obtener recursos por otras vías. Además, el Ayuntamiento también recurría a otras formas de proporcionar trabajo a los obreros locales por medio del arreglo y empedrado de calles, limpieza de cauces, construcción de acequias, arreglo de caminos, obras en fuentes, etc. Tanto a lo largo del siglo XIX como durante buena parte del siglo XX las actas de pleno municipal mencionan pagos por la realización de todas estas actividades.
Centrándonos en el tema que nos ocupa, y sin remontarnos mucho en los tiempos anteriores a 1925, debemos indicar que ya en enero de 1923, siendo alcalde de Hervás Antonio Pérez López, las actas municipales registran el pago de jornales por la reposición del arbolado en el Robledo, paseo de la Estación y camino de San Andrés, en un intento, como vemos, por mejorar estéticamente los alrededores y las nuevas zonas de crecimiento del casco urbano de Hervás.
En mayo de ese mismo año de 1923 se indica que se va a proceder a la subasta de los pastos del Robledo, pero se especifica que no se deben admitir para el aprovechamiento de estos pastos ganado vacuno, cabrío o de cerda y "que en el caso de que se introduzcan caballerías sólo se permitirán en la parte alta del Robledo a fin de que no se perjudique el arbolado de nueva plantación".
Igualmente, en diciembre de 1923 se aprueban cuentas: "Una importante sesenta y tres pesetas setenta y cinco céntimos por los jornales invertidos en la apertura de oyas en los paseos del Robledo para la plantación de arbolado que se satisfarán con cargo al Capítulo 3º".
En algunas fotografías antiguas de Hervás podemos apreciar lo que, pensamos, pudo ser el resultado de estas plantaciones:
Siguiendo esta política de embellecimiento y plantación de árboles en estas zonas que se estaban peatonalizando próximas al núcleo urbano, en los últimos meses de este 1924 se debió tomar la decisión de la plantación de pinos en El Lomito. La primera noticia que tenemos nos indica que ya están realizándose las tareas previas a esta plantación. El acta de pleno municipal de 30 de noviembre de 1924, siendo alcalde Eduardo Cortés Amores, nos informa de que se han aprobado cuentas para el pago de la preparación de los terrenos que se van a plantar: "Una importante treinta y cinco pesetas por los jornales invertidos durante la última semana en las obras de apertura de hoyas para la plantación de árboles en El Lomito que se satisfarán con cargo a lo consignado para este objeto en el Capítulo 3º".
La plantación definitiva de pinos en El Lomito se desarrolló ya en el año 1925. Un acta de plenos del día 18 de enero de ese año es muy explícita en este sentido: "Consignado en el Presupuesto del ejercicio actual crédito suficiente para los gastos de adquisición de pinos y otras variedades de árboles con el objeto de repoblar los terrenos del Lomito, se acordó se dirija atento oficio al Sr. Ingeniero Jefe de Montes de este Distrito Forestal solicitando conceda a este Ayuntamiento cinco mil plantones de pinos procedentes del vivero que dicha Jefatura tiene establecido en Gata para la repoblación de un Monte público existente en dicho pueblo y si los concede, proceder enseguida a verificar referida plantación en dichos terrenos comunales del Lomito, satisfaciéndose los gastos que se originen con cargo al Capitulo 3º, Artículo 4º de referido presupuesto". A lo largo del mes de marzo (mes en el que, por cierto, se produce un cambio en la alcaldía de Hervás: Francisco Sánchez Peña sustituye al anterior alcalde, Eduardo Cortés Amores) en varias actas de pleno municipal se consignan partidas de dinero para pagar los jornales invertidos en la plantación de pinos en El Lomito.
Una última noticia procedente de actas de pleno municipal nos aparece ya a finales del año 1925 y se refiere a reposiciones de plantones perdidos. En la sesión de 27 de diciembre se indica que "se proceda a la reposición del arbolado de los paseos públicos existentes en el Robledo toda vez que se ha terminado de reponer los pinos que se habían perdido de los plantados en los terrenos del Lomito".
El día 3 de marzo de 1925, desde Gata remiten una carta indicando el importe del pago que debe hacer el Ayuntamiento de Hervás por la preparación y envío de los plantones:
- Por ocho cajones 19,00 ptas.
- Por arreglo de los mismos 20,50 ptas.
- Una arroba de heno 1,50 ptas.
- Sacos para envolver y otros 11,20 ptas.
- Portes a Cañaveral 29,00 ptas.
- Preparación y arranque de los
plantones 8,00 ptas.
TOTAL 89,20 ptas.
Este documento nos permite, además, conocer la forma en que eran enviados los plantones desde Gata a Hervás: eran transportados hasta Cañaveral y, desde allí, eran embarcados vía ferrocarril hasta Hervás.
Una carta fechada el 11 de marzo nos confirma que se enviaron a Hervás, desde ese Vivero forestal de Gata, los cinco mil plantones solicitados:
Y en una nueva carta escrita el día 15 de marzo, se aconseja al Secretario del Ayuntamiento que, si se vuelve a hacer otra petición de pinos, se procure que las plantaciones se hagan en los meses de octubre o noviembre.
Finalmente, una carta en diciembre de 1925 nos confirma el envío de nuevos plantones para la reposición de los pinos perdidos. Desde Gata lamentan no haber podido enviar plantones de mayor tamaño.
Podemos completar la entrada con información breve sobre un elemento que acompañaba a todo este proceso de plantación de espacios en El Robledo y en El Lomito: bancos de piedra que, también, cumplen 100 años este 2025 y de los que, quizá con sucesivas recomposiciones, aún quedan algunos, fundamentalmente en la zona de El Túnel y, quizá, en el Parque Municipal.
En acta de la Comisión Permanente de 29 de junio de 1924 se indica: "Por el Sr. Lacruz Cormán se propuso la construcción de veinte bancos de piedra granito de dos metros de largo por sesenta centímetros de ancho y veinticinco de espesor, fijados en tres pies, también de cantería, al precio máximo de veinticinco pesetas cada uno, siendo de cuenta del contratista la colocación en los sitios que se le designen de los paseos del Robledo y explanada anterior a la Estación".
Hay que esperar hasta noviembre de ese 1924 para tener más información sobre este tema de los bancos: por un acta de la Comisión Permanente del día 2 de ese mes conocemos que Aurelio Gómez Herrero se ha comprometido a la "construcción y colocación en los sitios que le designe el Ayuntamiento veinte bancos de piedra granítica sin defectos apreciables, por la cantidad de quinientas pesetas, o sea, a razón de veinticinco cada uno [...], siempre que el labrado de las piedras en la cara que sirve de asiento y frentes o bordes sea a pico fino y matadas las esquinas, que igualmente se labrarán a escoda para evitar el rozamiento de los vestidos de los que utilizan dichos asientos".
La información final sobre el pago de los bancos, con alguna variante sobre lo acordado con anterioridad, la tenemos en enero de 1925, cuando se acuerda:
"Seguidamente y por unanimidad también se acordó se satisfagan a Don Aurelio Gómez Herrero cuatrocientas cincuenta pesetas por los veinte bancos de piedra granítica a que se refiere el acuerdo tomado en la sesión de dos de Noviembre pasado relevándole de la obligación de colocarlos en los sitios que se le designaran, por lo cual se la rebajan cincuenta pesetas del importe total del compromiso que autorizó en 4 de septiembre anterior, aplicándose este gasto a lo consignado para reparación de paseos públicos en el Capítulo 3º, Artículo 4º del Presupuesto en ejercicio"
Desconocemos la causa de esta variación en el pago: podemos, quizá, especular con que el tal Aurelio Gómez Herrero era cantero de Ledrada o Sorihuela (era frecuente la compra, por parte del Ayuntamiento, de granito para diferentes usos -enlosado, construcción de bancos,...- en estas poblaciones salmantinas) y que acordaran esta rebaja para evitarle un desplazamiento hasta Hervás ya que en nuestra población había canteros con suficiente experiencia -recuérdese a la familia Ginarte- para hacer el trabajo de colocación de los bancos.
En fin, nos hemos transportado en el tiempo cien años para acercarnos al arreglo (arbolado, bancos...) de espacios habilitados para el paseo y regocijo de la población hervasense. El último eslabón de este proceso -o un eslabón importante, al menos-, cuyas raíces hay que buscar en las ideas expresadas por las corporaciones municipales hervasenses de principios del siglo XX, sería, pensamos, la construcción del Parque-Jardín Municipal que ya hemos tratado en este blog y en otras publicaciones.
DERECHOS: El texto de esta entrada en el blog TRASUNTOS DE HERVÁS II no ha sido nunca publicado tal como aparece compuesto en esta entrada del blog. La propiedad intelectual de dicho texto pertenece, por tanto, al autor del blog (Pedro Emilio López Calvelo -pedroemilio100@hotmail.com-).
La reproducción total o parcial de este texto en una publicación o cartel deberá hacer constar con claridad su autoría, así como la referencia de la publicación en que hubiera sido previamente difundida por su autor. Su uso comercial y/o público queda supeditado a la expresa autorización del autor.
















En 1925 nació mi .madre y era un tema recurrente que su padre, mi abuelo Francisco Sánchez Peña últimó la plantación. También contaba que habia que colocar a los obreros. Mi tío Eduardo mandó hacer el desmonte que conocemos como San Antón. Había mucha hambre. La historia oral. El olivar que hay en medio de los pinos pertenece a a Mi tío Eduardo, pero esa es otra historia
ResponderEliminar